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sábado, 5 de noviembre de 2016

Más cínico que mudo

Más cínico que mudo


La segunda tanda de revelaciones presentada esta semana por IDL Reporteros cierra el círculo de las negociaciones que Luis Castañeda Lossio habría encargado para frustrar el proyecto Río Verde, impulsado por la gestión de Susana Villarán. Sabíamos que la abogada Giselle Zegarra —gerente de Promoción de la Inversión Privada en las primeras gestiones de Castañeda— había sostenido un fluido intercambio de comunicaciones con Léo Pinheiro —expresidente de la constructora brasileña OAS, hoy condenado a 16 años de prisión por pagar US$ 8,6 millones en coimas para beneficiarse con contratos de Petrobras— que impidió que la obra se concretara. Ahora nos hemos enterado de que estas tratativas, ocurridas en plena campaña municipal de 2014, incluso se preocuparon en bloquear la publicidad del proyecto.
¿Por qué Castañeda habría querido frenar el proyecto Río Verde? Para apuntalar la imagen de ineficiencia y ociosidad que se le construyó a Villarán, quien aparecía como su principal competidora. Esto pese a que, como ha citado Rosa María Palacios, durante su período como alcaldesa se concesionó más obra pública que en el Gobierno Nacional.
Pero tan lamentables como las denuncias han sido las reacciones del alcalde y sus allegados. En un comunicado de prensa lambiscón y mentiroso, Solidaridad Nacional intentó vender una conspiración contra «El mejor Alcalde de Lima de todos los tiempos». Despreciando las mínimas reglas de la transparencia y la decencia, Castañeda no se ha preocupado por comparecer ante los medios, para ofrecer alguna explicación más o menos coherente. En su cuenta de Twitter escribió que su respuesta a las denuncias eran «obras y más obras». Su presentación ante el Congreso fue una pantomima, gracias al blindaje de sus aliados políticos.
Castañeda recién dio la cara este viernes por la mañana, cuando un monumental incendio consumió las viviendas de la comunidad shipiba de Cantagallo. Por coincidencia, su reubicación estaba prevista como parte del proyecto Río Verde, lo que quedó cancelado por su gestión. Con un descaro que lo pinta de cuerpo entero, quiso culpar de esta situación a la gestión de Villarán, diciendo: «A los shipibos de Cantagallo les vendieron ilusiones». Tropezándose y balbuceando quiso contestar a los reporteros, que aprovecharon su aparición para hacerle varias de las preguntas que estaban pendientes. Sobre el bloqueo de la publicidad de 2014 atinó a decir: «Es probable que lo haya hecho».
Hace unos días, GfK publicó una encuesta que revelaba un retroceso de la popularidad de Castañeda, luego de que se conocieran sus tratos con OAS, así como el retraso de las obras de los Juegos Panamericanos de 2019. Uno diría que es lógico, tomando en cuenta las denuncias que recaen sobre el alcalde, quien no se molesta en explicarle a sus votantes cómo gobierna y parece vivir tomándoles el pelo. Increíblemente, esa caída de siete puntos lo mantuvo en el 60% de aprobación, algo que cualquier político peruano envidiaría. Pero lo que todavía resulta más insólito es que, una semana después, Datum reveló que el alcalde había recuperado esos puntos, sumaba uno más, y llegaba al ¡68% de aprobación! ¿Tenemos alguna responsabilidad los vecinos de todo lo que está pasando con nuestra ciudad?
Fuente: La República

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