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martes, 31 de enero de 2017

¿Coimas a policías? PNP quiere acabar con la corrupción con estos videos

¿Coimas a policías? PNP quiere acabar con la corrupción con estos videos

Martes 31 de enero del 2017 | 10:25

El Ministerio del Interior lanzó la campaña “La integridad no se negocia”, que busca acabar con estos actos deshonestos.



“¿Le puedo dar una colaboración?”, “Le doy para la gaseosa”. Lamentablemente estas frases muchas veces forman parte de glosario popular durante intervención policial a un vehículo en el Perú. La corrupción parece haber alcanzado cierta normalidad en una sociedad donde efectivos y civiles actúan bajo la ilegalidad en igual forma.
Sin embargo, desde la Policía Nacional acaban de iniciar una lucha feroz contra estos actos deshonestos. La campaña ha sido llamada ‘La integridad no se negocia’.
La iniciativa pretende “prevenir, identificar y sancionar hechos de corrupción” por parte de policías y funcionarios públicos en este sector. También apunta a los ciudadanos.

La institución presentó seis spots en redes sociales y medios de comunicación para transmitir el mensaje. Uno de ellos muestra el preciso instante en que una mujer le ofrece “una colaboración” a un efectivo policial que la detuvo por haber cometido un delito con su vehículo.
Los videos son claros: no habrá espacio para ningún tipo de corrupción en la Policía. Se trata también de un mensaje para la población civil, con el fin de prevenir sobornos a funcionarios.
En este caso, también se pretende informar que ofrecer dinero a un policía para que no cumpla con su función significa un delito con consecuencias de hasta de ocho años en prisión.
Si el efectivo policial pide, acepta o recibe un donativo, promesa o cualquier otro beneficio para realizar u omitir una actividad en desacato de sus obligaciones, será sancionado con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de 10 años. Además, lo inhabilitarán de sus funciones.
DATO

  • Si el acto de corrupción proviene del chofer del vehículo, se le impondrá una inhabilitación consistente en la cancelación o incapacidad definitiva, según sea la gravedad del caso, para obtener autorización para conducir.

Lava Jato en español

Lava Jato en español

El caso de red de corrupción ha cruzado fronteras, pero la tormenta está por venir


El caso Lava Jato ya ha cruzado las fronteras, pero sin alcanzar todavía la fuerza huracanada con la que está cambiando la historia de Brasil. Por ahora su presencia es la avanzada de lo que podrá venir; y las acciones y reacciones en los distintos países en este punto expresan el estilo con el que los protagonistas de la corrupción sistémica de esas naciones maniobran para capear y sobrevivir la tormenta, si se desata; o para desactivarla si se puede.
En el Perú, donde las élites al mando tienen incorporado en su DNA grupal estrategias de supervivencia adaptativa desde los tiempos del virreinato, las respuestas son variadas. Ante la evidencia de que la delación corporativa de Odebrecht (y la de otras constructoras brasileñas) ya empezó, un buen número de instituciones y personas que trabajaron y se lucraron con Odebrecht pasaron de un día al otro a la militancia anticorrupción.
Desde bufetes de abogados y funcionarios del Estado hasta políticos y periodistas, los súbitos catones actúan con el propósito común de desviar la atención de ellos y concentrarla en otros. Eso ha funcionado muchas veces: cuanto más ruidoso sea el linchamiento y más queme la hoguera, mejor se podrán ocultar los bribones que danzan alrededor de ella.
Esta vez la tienen más difícil. A diferencia de Brasil, donde un grupo decisivo del poder judicial (jueces, fiscales y policías federales) llevaron a cabo todo el proceso investigativo, produciendo las pruebas y revelaciones que el periodismo brasileño siguió, reprodujo y amplió, en las otras naciones latinoamericanas fue el periodismo de investigación el que sacó a luz las primeras evidencias nacionales del caso, que las diversas fiscalías y procuradurías se han visto obligadas a reconocer y, a veces con ganas y otras con renuencia, investigar.
Como probablemente suceda en otros países, en Perú la información investigada apunta a que los primeros tres presidentes elegidos democráticamente en el siglo XXI —luego de la caída de la dictadura fujimorista— pueden estar comprometidos (ellos o colaboradores muy cercanos) con la corrupción relacionada con las empresas brasileñas.
A estas alturas los tres reclaman inocencia, pero ninguno puede ya sostener que no hubo corrupción del caso Lava Jato, y en el más alto nivel, durante cada uno de sus Gobiernos. La deprimente ironía de estos casos estriba en que la caída del régimen fujimorista, en el año 2000, significó conocer al detalle la desaforada corrupción en ese régimen. La democracia triunfante asumió como misión fundamental entonces construir no solo una sociedad libre sino limpia. Ya se ve en qué terminó la misión.
Fue este, sin embargo, uno de los primeros países donde el periodismo de investigación siguió con tenacidad el caso Lava Jato desde el comienzo. En parte por eso fue uno de los primeros lugares donde se encargó a un fiscal especializado investigar el caso. Aunque su avance fue lento, las confesiones hechas públicas en Nueva York, las cooperaciones de Suiza y Brasil proporcionaron información que en las últimas semanas fue complementada por delaciones en el Perú de la propia Odebrecht.
Una primera ola de arrestos llegó hasta a un exviceministro de Comunicaciones, que se encuentra prófugo, durante el régimen de Alan García. Esto ha desatado un sañudo intercambio de señalamientos entre Alan García y Enrique Cornejo, su ex ministro de Transportes. García se encuentra en España, Alejandro Toledo en Estados Unidos y Ollanta Humala en el Perú, sujeto a impedimentos judiciales.
En Panamá, la Procuraduría de esa nación abrió una investigación sobre los sobornos de Odebrecht que hasta ahora comprende a 17 personas, entre ellas el ex superintendente de Odebrecht en Panamá, André Luiz Rabello. Hasta ahora, la procuraduría panameña no solo no colaboró con la investigación de Lava Jato en Brasil, sino que, de acuerdo con los fiscales brasileños, fue un obstáculo para obtener información de esa nación de importancia crucial en los circuitos de lavado de dinero. Aquí también, la investigación periodística fue fundamental en presionar el inicio de las acciones de la fiscalía.
En Venezuela, la fiscalía sostiene que investiga, pero no ha hecho pública información mínimamente detallada al respecto. Ahí en especial, la única oportunidad de desarrollar el caso será mediante el periodismo de investigación.
En Argentina, la revelación de los cinco pagos que recibió el jefe de inteligencia federal Gustavo Arribas del doleiro brasileño Leonardo Meirelles fue hecha por el periodista Hugo Alconada, de La Nación. Tanto Arribas como el presidente Macri niegan que haya habido nada impropio en la única transacción que reconocen (uno de cinco pagos), pero no explican los pagos ni muestran los documentos de la cuenta offshore.
La investigación que publicó Alconada fue el último resultado del trabajo coordinado de una red de investigación periodística latinoamericana en torno al caso Lava Jato. La integran también, hasta ahora, IDL-Reporteros, la publicación que dirijo, en Perú; La Prensa de Panamá (a través de Rolando Rodríguez); y Armando.Info, de Venezuela (con Joseph Poliszuk). Simple y funcional en su organización, concentrada a fondo en su tema, esta red ha demostrado hasta ahora que la colaboración intensa y desinteresada multiplica su potencia, incluso cuando estamos, como sucede ahora, recién comenzando.
Fuente: El País

Odebrecht: el cólera de la corrupción

Odebrecht: el cólera de la corrupción

La constructora brasileña es un virus que amenaza con eliminar a la clase política regional


En un mundo tan entretenido y asombrado con el espectáculo de Donald Trump desde la carpa en la que ha convertido la Casa Blanca, hay datos estructurales sobre América Latina en los que no se ha puesto énfasis con la rotundidad necesaria. La constructora brasileña Odebrecht es ya una verdadera gripe española para los Gobiernos de derecha y de izquierda en el continente que, a diferencia de esa pandemia que causó decenas de millones de muertos a principios del siglo XX, ha mutado en un virus que amenaza con eliminar a una gran parte de la clase política.
Resulta estremecedor, pero a la vez lógico, que las dinámicas de la impunidad y la corrupción dieran lugar a un entramado tan avanzado en términos tecnológicos como el que articuló Odebrecht, hasta el extremo de crear una especie de comando especial, comprando su propio banco para atender exclusivamente el negocio paralelo de los sobornos y las corruptelas sin límite.
Ahora, Estados Unidos, tan distraído con su guerra interna y los “hechos alternativos” de su nuevo presidente, tiene una nueva arma para configurar el mapa de la política en América Latina en los próximos años. De Brasil mejor ni se habla. Ha pasado de ser el subcontinente del siglo XXI a una vergüenza escondida, que intenta adivinar día a día quién es la mano que mece la cuna y administrar los descubrimientos que, como las capas de la cebolla, muestran hasta dónde llegó la corrupción.
En Perú, el presidente Pedro Pablo Kuczynski ha pedido a la empresa brasileña, responsable de grandes obras de infraestructura en Latinoamérica, que abandone el país, cobrándole además una penalización salvaje no solo por los daños económicos sino por la erosión moral que generó de 2005 a 2014 en al menos tres mandatos presidenciales. Por cierto, en uno de ellos —en el de Alejandro Toledo— Kuczynski era primer ministro.
El gran interrogante es: ¿quién administra el goteo de la información y cómo irán evolucionando los escándalos en cada país? Porque hoy le toca a Panamá, mañana a Argentina, pasado a Colombia, después a Venezuela, a República Dominicana, Ecuador y así hasta México y Guatemala.
Dado que últimamente el Departamento de Justicia estadounidense está comportándose como toda una agencia descubridora de nuevos casos de corrupción en el exterior, hay que considerar que esa información podría ser un arma devastadora para la región. Ya que por nuestra culpa, por nuestra incapacidad, por falta de voluntad y por creer que esto nunca nos iba a pasar estamos armando a alguien que, por lo menos hasta hoy, no parece interesado en usar esa munición, pero que mañana, o según vayan avanzando las aventuras del presidente del imperio del Norte, podría cincelar la política en Latinoamérica con el martillo y el escoplo en la piedra lodosa de la corrupción y no en el mármol de las instituciones.
Odebrecht marca un antes y un después, aunque lo único que hay que reconocer es su raíz profundamente democrática porque todos participaron sin tener problema alguno ni con los populistas, ni con los conservadores, los izquierdistas o los derechistas.
En síntesis, no hubo dificultades con ninguna tendencia política. Por eso ahora, quien esté libre de Odebrecht, que tire la primera piedra.
Fuente: El País

lunes, 30 de enero de 2017

El bus turístico que recorre “los más fabulosos escándalos de corrupción” en México

El bus turístico que recorre “los más fabulosos escándalos de corrupción” en México

El Corruptour permite a los ciudadanos visitar los desfalcos públicos y privados más conocidos de los últimos años




“Un hombre de Estado es el que pasa la mitad de su vida haciendo leyes, y la otra mitad ayudando a sus amigos a no cumplirlas”, ironizó el escritor Noel Clarasó en su más famosa frase sobre la corrupción.
Cansados de esa dinámica, un grupo de ciudadanos se ha unido para alertar sobre un problema que supondría hasta el 30% del PIB de México, según Transparencia Internacional.
Para ello ha puesto en marcha el Corruptour, un autobús descubierto que, a la manera de los recorridos turísticos convencionales, megafonía incluída, transporta a los pasajeros de manera simpática e ilustrativa, por un paseo a través de los peores escándalos económicos del país.
El viaje, de una hora de duración, comienza desde el vehículo mismo. El antiguo autobús anuncia como en un circo, la presentación "de los más famosos espectáculos de corrupción", entre ellos ‘La estela millonaria’, construida para celebrar los 200 años de la Independencia de México y cuyo costo fue seis veces superior al presupuestado, o ‘La mansión de la vergüenza’ en referencia a la casa del presidente Enrique Peña Nieto adquirida al grupo Higa, beneficiado con 80 contratos del gobierno.
Precisamente en la calle Sierra Gorda 150, donde se levanta la impresionante vivienda sobre la que el mandatario ha pedido perdón, comienza el Corruptourque incluye nueve citas más frente a edificios públicos y privados incluida la residencia oficial de Los Pinos.
Entre otras paradas se incluye la sede del Seguro Social (IMSS), por el sobrecosto en la compra de medicamentos, la sede de la empresa constructora OHL, beneficiaria de la gran mayoría de obras en el Estado de México o el ‘antimonumento de los 43’ en recuerdo de los estudiantes de Ayotzinapa y “cuya desaparición se debió a la corrupción y la connivencia entre políticos, narcos y fuerzas de seguridad” explica la grabación.
El vehículo también hace un alto junto al metro Balderas, por el robo en la adquisición de refacciones para los trenes de la línea 12, y en la sede de Televisa, beneficiaria “de una de las redes de extorsión más sofisticadas del país” gracias a la dependencia de los medios de comunicación del Estado vía publicidad", explican.
La última parada está dedicada al Senado por, entre otras cosas, los bonos navideños de entre 200.000 y 400.000 pesos (10.000 y 20.000 dólares) que cada año se autoconceden los legisladores.
“Hay tantos casos de corrupción que fue complicado elegir sólo diez paradas” explica Emilio Álvarez Icaza, exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y activo defensor de esta iniciativa. “La clase política no se cansa de robar y esta es una forma de exhibir, señalar y educar a la gente” añade.
En el recorrido no se libra nadie; presidentes, servidores públicos, senadores, medios de comunicación y empresas privadas salen sonrojadas a bordo del peculiar autobús.
En cuanto a los mandatarios, Felipe Calderón es vapuleado por el desfalco en la construcción de ‘La estela de Luz’ cuyo sobrecosto hubiera permitido construir más de cuatro hospitales. Enrique Peña Nieto por una vivienda que hubiera permitido comprar 300 casas de protección oficial (Infonavit) y López Obrador por los videoscándalos en los que sus colaboradores aparecen guardando fajos de billetes en 2004 durante la etapa en que fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México y por el que nadie ha sido enjuiciado.
Según las encuestas, la corrupción es el tercer problema que más preocupa a los mexicanos después de la impunidad y la economía, aunque ahora se incluye también Trump. México es también el país más corrupto de la OCDE.
En momentos en que Peña Nieto ha llamado a la "unidad nacional" para enfrenar el fenómeno Trump, Icaza opina que el verdadero muro es interno: “El muro que hay que derribar es la corrupción. El otro, el de Trump, es un insulto y es inaceptable, pero aún comienza, este otro muro está en pie hace años y hace mucho daño” explica el defensor de DDHH.
El proyecto, financiado con donativos de ciudadanos anónimos y apartidistas, se realizó por primera vez en Monterrey en 2014 y durante seis meses 1.500 personas recorrieron cada domingo los casos más comentados en la capital de Nuevo León. Desde el próximo domingo se realizará en la capital mexicana con el objetivo de extender la idea al resto del país.
Según Patricia de Obeso, una de las organizadoras: “Hay que devolver la esperanza y hacer creer que la corrupción no es genética, no es un destino ni algo irreversible”.
En el espíritu de los convocantes está unir a la sociedad frente al problema y agitar a la población en tiempos de convulsión política. Porque como decía el médico argentino José Ingenieros sobre la corrupción: “Nadie piensa, donde todos lucran; nadie sueña, donde todos tragan”.
Habrá dos recorridos cada domingo, a las 15.00 y las 17.00. El Corruptour comienza y termina en la Avenida Reforma, frente al Museo de Antropología. Es gratuito y abierto a todo el público.
Fuente: El País

viernes, 27 de enero de 2017

La prensa y sus nuevos itinerarios

La prensa y sus nuevos itinerarios

Los dos grandes diarios de EE UU se plantean nuevas fórmulas ante la crisis del oficio


Las dificultades por las que pasa la prensa han movido a dos grandes periódicos norteamericanos, el New York Times (NYT) y el Washington Post (WP), a plantearse nuevos retos y fórmulas, lo que yo llamaría itinerarios de regreso a la salud profesional y comercial, que repasaré aquí en términos generales. Pero vaya por delante que si existiera la receta mágica no nos la contarían porque sea cual fuere el estado de la cuestión, no se hacen favores a la competencia.
El NYT parece fiarse a una ofensiva en el terreno de las suscripciones, que, como señalan en un documento de reciente circulación, se trataría de fortalecer el despegue de los contenidos de pago, en especial en las versiones digitales del periódico. Una apuesta basada en establecer esa relación tan directa con el lector, y en que incluso un número menor de usuarios pero que pagaran por el servicio, marcaría el camino de vuelta a la salud económica. Hay que decir, con todo, que la operación tiene que estar ligada a otros factores, para empezar una calidad que justifique un desembolso que en ningún caso está garantizado.
En cuestiones directamente profesionales se hace hincapié en una novedosa utilización de los drones, en especial para fabricar videos como gran soporte de la información, y en general el recurso masivo a las redes sociales. En ambos rubros, redes y video, no se diferencia, sin embargo, de lo que plantea el WP, así como buen número de periódicos europeos. Pero en estos tiempos en los que la inundación noticiosa es varios tsunamis a la vez, el periódico neoyorquino se acuerda también de algo que algunos preconizábamos ya en tiempos del paleolítico digital como es poner el acento en los servicios, hacer que la publicación sea útil al lector no solo por una información muy enfocada a sus necesidades, sino en la búsqueda de nuevos nichos de mercado, lo que yo llamo el periódico como otro electrodoméstico del hogar.
Y en lo tocante al material humano hay en el NYT una gran ambición renovadora: una redacción mucho más multicultural con la contratación (sic) de negros, mujeres y latinos, cosa que con la agresión del presidente norteamericano Donald Trump a la prensa y a colectivos varios de fuerte emergencia social, nos puede deparar una batalla singular. Y como colofón una dosis de autocrítica.
Es preciso lograr una compenetración mucho mayor, dice el documento del NYT, entre editores, redactores e informáticos, mostrar una gran capacidad de cambio para “redefinir el éxito”.
El WP es mucho más agresivo, y quizá concreto, en el diseño de itinerarios con la creación, notablemente, de lo que podríamos llamar una fuerza de despliegue rápido integrada por nueve periodistas, cuatro de ellos reporteros gráficos, un database y un editor para reaccionar al instante ante lo que surgiera. El propio editor del diario de Washington, Martin Baron, anunciaba en un encuentro organizado en septiembre pasado en Medellín por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) la inminente contratación de 60 periodistas, cuando lo normal es que las redacciones se despueblen, y si había que dar crédito a sus palabras, la salud económica del diario estaba asegurada.
Como puede verse, se trata de inmejorables iniciativas, pero que apenas desbordan el ámbito de las generalidades. Pero tampoco faltan apremios entusiastas que haríamos mal en desoír. La gran periodista Giannina Segnini, posiblemente la mayor experta en periodismo de datos, dice que, más allá de suscripciones y task forces, no hay mejor tiempo que este para dedicarse al periodismo y añade sin temor a ofender al antiguo gremio: “Muchos de los mejores periodistas de siempre, con sus libretas chorreadas de café, están hoy aterrorizados y enfurecidos al ver a los jovencitos editores de videos, mapear, tuitear, storifiar y hasta programar”. Con eso, y una paletada de neologismos, apunta a horizontes nuevos que harán, y bendito sea su optimismo, que el periodismo, como la materia, se transforme pero nunca desaparezca.
Fuente: El País

martes, 24 de enero de 2017

Judicatura fija valor de la URP 2017 en 405 soles

Judicatura fija valor de la URP 2017 en 405 soles


El valor de la unidad de referencia procesal (URP) para el presente año es de 405 soles, lo que equivale al 10% de la UIT, que para el 2017 es de 4,050 soles.

23/1/2017

Así lo fijó el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial (CEPJ) en cumplimiento de los principios de equidad, promoción de una correcta conducta procesal y simplificación administrativa, señala la Resolución Administrativa N° 011-2017-CEPJ.

Mediante esta norma se establece también el pago de aranceles judiciales de hasta 1,650% de la URP, equivalente a 6,682.50 soles para medidas cautelares cuya cuantía supere las 3,500 URP. 

El CEPJ adelantó, además, que la Comisión de Trabajo del Expediente Judicial Electrónico (EJE) y Mesa de Partes Electrónica (MPE), que preside el juez supremo Héctor Lama More, evalúa la posibilidad de recoger las experiencias de otros países respecto a la implementación de iniciativas y programas similares, con la finalidad de aplicarlas al sistema judicial peruano.

Fuente: El Peruano

sábado, 21 de enero de 2017

Trump declara la guerra a los medios de comunicación

Trump declara la guerra a los medios de comunicación

El presidente, en la sede de la CIA, y su portavoz, en su primera comparecencia, cargan contra la prensa



Donald Trump cargó este sábado contra la prensa en su primera comparecencia pública como presidente de Estados Unidos. Lo hizo entre aplausos, en un territorio sagrado para los servicios de inteligencia estadounidenses: la sede de la CIA, frente al muro de mármol donde están grabadas 117 estrellas en memoria de los empleados de la agencia de espionaje muertos en acto de servicio. El nuevo comandante en jefe, que hace unas semanas comparó las prácticas de la CIA con las de la Alemania nazi, acusa a los medios de dar la impresión de que existe un enfrentamiento entre él y los espías estadounideneses, y sostiene erróneamente que mintieron sobre la asistencia a la jornada inaugural, el viernes.

La ofensiva de Trump y su portavoz contra la prensa tuvo lugar el mismo día en que decenas de miles de personas se manifestaron contra él en las calles de Washington, una multitud que llenó el centro de la capital y que contrastó con la asistencia el día anterior.
"Estoy con vosotros en un 1.000%. El motivo por el que sois mi primera visita es que estoy embarcado en una guerra con los medios. Están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra", en la sede la CIA dijo Trump, que alternó el tono jocoso con el combativo. Entre el público se oían risas.
El presidente acusó también a la prensa de mentir sobre la modesta cifra de asistencia a la jornada inaugural. Dijo equivocadamente que la multitud llegaba al monumento a Washington, situado el medio del National Mall, la avenida donde se celebró la ceremonia. Y criticó, citando por su nombre, a un periodista de la revista Time que por error había afirmado que Trump retiró un busto de Martin Luther King del Despacho Oval.


VISIÓN SOMBRÍA


En su primer día completo como presidente, EE UU digiere el discurso inaugural de Trump. En su editorial de este sábado, el diario The New York Times esgrime que es una reevaluación “distorsionada” de la historia estadounidense en que se ignoran las injusticias del pasado y los logros más recientes. En la mísma línea, The Washington Post argumenta que proyectó una visión pesimista y oscura que no coincide con la realidad del país.
En el discurso se percibe la influencia de Steve Bannon, el estratega jefe de Trump que presidía una publicación de referencia para la derecha más radical estadounidense. “Fue una declaración sin adornos de los principios básicos de su movimiento populista y en parte nacionalista”, dice Bannon en una entrevista al Post.
El asesor ve paralelismos con la retórica del expresidente Andrew Jackson (1829-1837). E insta a compararlo con el discurso que dio esta semana en el foro de Davos el presidente chino, Xi Jinping, que, en contraste con Trump, se presentócomo el líder mundial de la globalización y el libre comercio. “Verás dos visiones diferentes del mundo”, dice Bannon.

Unos minutos después, en una comparecencia sin preguntas, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, mantuvo la ofensiva. Con argumentos falaces, como asegurar que jamás tanta gente había asistido a una ceremonia inaugural, denunció que "algunos miembros" de los medios de comunicación dieron "noticias falsas" durante la toma de posesión de Trump. Advirtió de que los periodistas "rendirán cuentas". Y habló de una manipulación intencionada de la cifra de asistentes a la investidura presidencial, pero no ofreció ninguna prueba para respaldarlo.
La actitud —exigiendo explicaciones a los periodistas cuyo trabajo consiste precisamente en pedírselas a él— y el tono de voz, tenso e irritado, son poco habituales en un portavoz de la Casa Blanca, y menos en su primer encuentro con los periodistas con los que él y el presidente lidiarán en los próximos cuatro años. El miércoles, en la misma sala de prensa, Barack Obama se despidió con una defensa encendida de la libertad de prensa y del derecho de los periodistas a pedir cuentas al poder.
La visita de Trump a la CIA no era un mitin en Iowa o Pensilvania, ni una tertulia de una radio conservadora, aunque por el tono lo pareciese. Era su primera jornada completa como presidente de la primera potencia mundial, pero parecía que la campaña electoral no hubiese terminado: las mismas palabras, los mismos ataques.
Por si el discurso apocalíptico y virulento del día anterior, en el marco solemne de la inauguración presidencial, había dejado dudas, en la sede de la CIA en Langley (Virginia) quedó del todo claro que el Trump presidente es igual que el Trump candidato. No quiere ser un político al uso —ganó las elecciones precisamente con la promesa de acabar con usos políticos tradicionales— ni respetar las normas no escritas que han reglamentado el comportamiento de los líderes de este país desde hace siglos. Los ataques a los medios de comunicación, identificados por él y muchos conservadores con las élites progresistas, son un recurso constante y eficaz en sus discursos.
No hay que buscar demasiado en las hemerotecas para descubrir que, en contra de lo que Trump afirma, sí se ha enfrentado a los servicios secretos de EE UU desde que el 8 de noviembre ganó las elecciones presidenciales ante la demócrata Hillary Clinton.
En diciembre se publicó que la CIA veía la mano del presidente ruso, Vladímir Putin, detrás de la interferencia rusa en favor de Trump durante la campaña. La respuesta de Trump consistió en descalificar a la CIA y recordar sus errores con las inexistentes armas de destrucción masiva en Irak.
El choque se recrudeció cuando a principios de enero se filtró que la CIA y otras agencias de inteligencia habían entregado a Trump un informe con rumores no corroborados sobre una supuesta grabación sexual del nuevo presidente en Moscú. Trump reaccionó en la red social Twitter, su plataforma predilecta para comunicar sus opiniones. “Las agencias de inteligencia no deberían haber permitido que estas ‘noticias falsas’ se filtraran al público. ¿Vivimos en la Alemania nazi?”. Al día siguiente, en una rueda de prensa, dijo: “Era algo que la Alemania nazi habría hecho, y hacía”.
Comparar a los propios espías —los que, desde el 20 de enero, él dirige—con un régimen criminal y totalitario que perpetró el Holocausto fue, además de una frivolización de la historia, un insulto que difícilmente podría haberse imaginado nunca en boca del presidente de una vieja democracia como la estadounidense.
“Diles a las familias de estos 117 funcionarios de la CIA a los que se recuerda en el muro del honor que sus seres queridos, que dieron sus vidas, son comparables a los nazis”, dijo el director saliente de la CIA, John Brennan, a The Wall Street Journal. “Me pareció muy repugnante, y siempre defenderé la integridad y el patriotismo de mis funcionarios que han hecho tanto durante años para sacrificarse por sus conciudadanos”.
En la sede de la CIA, Trump afirmó falsamente que él se había opuesto a la invasión de Irak de 2003, y añadió: "Si nos hubiésemos quedado con el petróleo, no habríamos tenido al ISIS, porque así es como hacen dinero, así que nos habríamos tenido que quedar con el petróleo. Quizá tengamos otra oportunidad"
Fuente: El País