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sábado, 19 de marzo de 2016

¿Ampay me salvo?

Hay ya una conspiración para pretender prolongar artificialmente la vida de partidos que no han podido ni mantener la respiración en el proceso. Como se sabe, tres ya se retiraron de la lid y otros ya están planeando hacerlo dado el poco respaldo obtenido.

18 de Marzo del 2016 - 07:01 Alberto Borea Odría
Alberto Borea Odría



Hay ya una conspiración para pretender prolongar artificialmente la vida de partidos que no han podido ni mantener la respiración en el proceso. Como se sabe, tres ya se retiraron de la lid y otros ya están planeando hacerlo dado el poco respaldo obtenido.
Esto no puede permitirse. El sentido de la ley fue el de lograr que sea el respaldo ciudadano el que acredite la continuidad en la vida pública.
Cuando un partido entra en un proceso ya está participando en él. Ya lanzó sus propuestas al país y comienza a buscar su apoyo.
Si alguien sale de la contienda por voluntad propia no puede entenderse que no ha participado. ¡Claro que lo ha hecho!, pero se ha sentido tan perdido que ha decidido ahorrarse los pesares de una campaña sin respaldo.
Lo que se pretende es similar a que un gallo entre al coso a una pelea y se corre una vez iniciada la misma. ¿Se puede decir que el gallo no peleó? O como un boxeador a punto del KO, el entrenador tira la toalla antes del último round. ¿Se puede decir que no compitió? Evidentemente, no.
Solo quien es sacado contra su voluntad o el que conscientemente decidió no hacerlo, como Acción Popular en la Constituyente de 1979, pueden decir que no compitieron. Los demás, aunque se retiren ahora, ya participaron y se les debe excluir del registro, porque ese fue, además, el propósito de la ley. No se puede utilizar tampoco el proceso como un laboratorio para probar mi experimento.
Las elecciones no pueden ser, como en el juego infantil de las “escondidas”, la búsqueda de un refugio para salvar a quienes fueron “ampayados” con muy escaso respaldo popular. No es desdoroso perder, lo grave es correrse y pretender mantener privilegios.
Fuente: Diario Correo

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