Los autores de la matanza del miércoles abandonaron la sede del semanario satírico al grito de “Hemos vengado al profeta. Hemos matado a 'Charlie Hebdo'”. Los supervivientes de la revista, sin embargo, han decidido demostrar que Charlie Hebdo está herida, pero no muerta. Los escasos supervivientes van a hacer un esfuerzo para no faltar el próximo miércoles a la cita con sus lectores y, para ello, han contado, una vez más, con la inapreciable ayuda de un rotativo hermano en ideología, Libération, debilitado por un reciente ajuste de plantilla en el que perdió a un tercio de los efectivos. Este mismo rotativo fue el que también acogió a la redacción del semanario satírico cuando las instalaciones de este último quedaron destruidas por un cóctel molotov en 2011. Fue un ataque debido a la publicación de nuevas caricaturas de Mahoma y del islamismo radical.
Charlie Hebdo, al igual que muchos medios impresos, atraviesa una grave crisis financiera que el fallecido director Stéphane Charbonnier, Charb, pretendía aliviar recabando más donaciones y ampliando su modesto número de suscriptores (apenas 13.000). Con una tirada de unos 50.000 ejemplares y sin publicidad, las finanzas de la revista se tambalean. El abogado de la publicación, Richard Malka, anunció este jueves que los supervivientes no solo van a trabajar en el nuevo número, sino que de este se hará una tirada récord de un millón de ejemplares, lo nunca visto para esta influyente pero modesta revista que logró tiradas extraordinarias con sus caricaturas de Mahoma: 160.000 ejemplares.
El desafío es importante. El equipo de Charlie Hebdo estaba formado hasta ayer por 22 periodistas y dibujantes, una secretaria y cuatro empleados en la sección administrativa. Al menos ocho de los doce muertos son dibujantes y periodistas y otros tantos están heridos. Pero las dificultades no son solo un problema de números. Cuatro de los fallecidos eran considerados dibujantes de un talento excepcional, como el propio Charb. Se trata de Jean Cabut, Cabu, Georges Wolinski y Bernard Verlhac, Tignous. “Charlie era un periódico de dibujantes. Los redactores como yo son intercambiables. Ellos, no”, contaba la tarde de la matanza a Libération Antonio Fischetti, que se libró del ataque. “Tipos como Charb, Tignous o Wolinski no hay cincuenta”.
Los pocos periodistas y dibujantes que quedan seguían este jueves conmocionados. Uno de los periodistas, Patrick Pelloux, apenas podía contener las lágrimas cuando declaraba por la tarde a BFMTV que Charlie Hebdo tiene que demostrar que nadie puede matar los valores de un país de libertad como Francia. Defendió la actuación policial y aseveró: “Hay que seguir haciendo periodismo. Un periodismo sin concesiones”.
Los medios se han volcado con Charlie Hebdo. Le Monde y Canal + son algunos de los que han ofrecido su total apoyo a la revista. Pero trabajar en la misma redacción por un tiempo es más natural en Libération, como expresaba ayer el director adjunto del rotativo Johan Hufnagel. “Ya les acogimos una vez en 2011. Es natural esta reagrupación de familia y no tenemos miedo”. Poco después de la matanza, en la tarde del miércoles, el gobierno reforzó la seguridad de todos los medios de comunicación al elevar la alerta de terrorismo a su más alto nivel. “No es una solidaridad corporativista”, aclaraba Hufnagel. “Es una solidaridad con la libertad que la prensa representa”.
A pesar de las dificultades, el letrado Malka está convencido de que los supervivientes serán capaces de sacar la revista adelante. Tendrá solo diez páginas, en vez de las dieciséis habituales. “No hay que dejarse impresionar” por el drama, añade.
La compañera de Charb reclamó para el director de la revista, en una emotiva entrevista concedida a BFMTV, un homenaje oficial. “'Charb' ha sido ejecutado por defender la laicidad. Ha muerto de pie”, dijo Jeannette Bougrab. El miércoles, como destacan varios de los afectados, la tirada récord de 'Charlie Hebdo' ofrecerá otra oportunidad a los franceses para demostrar su solidaridad.
Fuente: El País
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